Comenzaré este artículo diciendo que ya desde pequeña siempre me han dado mucha pena los animales de los zoológicos, me han parecido tristes y en ocasiones muy descuidados. Pero el mensaje que se nos hace llegar de “es que si no estuvieran aquí se habrían extinguido” me hacía pensar que si muy bien aquí no estaban, en su hábitat natural estarían peor o directamente no estarían.
Pero me fui haciendo mayor, y poco a poco te vas dando cuenta de que el tema de los zoológicos es puramente comercial y que la conservación de los animales es algo secundario, porque las condiciones en los tienen a veces es de vergüenza y las miles de muertes de ejemplares sanos al año que se producen en estos recintos no dejan lugar a dudas de que igual esta no es la mejor forma de conservación para la biodiversidad animal.

Para rematar, hace unos meses pudimos leer varias noticias de un zoo de Copenhague que primero mató a una jirafa para “evitar problemas de consanguinidad” y más tarde a cuatro leones (dos adultos y dos cachorros) alegando que como entraba un nuevo macho de león en el zoológico no era posible, debido al comportamiento de estos animales, la coexistencia con los otros cuatro leones, y al no poder encontrarles otro hogar, había tomado esa decisión.
Cuál fue mi sorpresa al enterarme de que no era un caso aislado sino que es una práctica bastante habitual, la coalición de ONG Infozoos estima que al año se producen entre 3000 y 5000 muertes de animales totalmente sanos en los zoológicos europeos, esta cifra ha sido confirmada por la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). Esto es debido a los programas de reproducción en cautividad con los que los zoológicos consiguen ejemplares vistosos para su exhibición y los ejemplares que les sobran o bien los venden o si no se matan. Aunque tampoco podemos olvidar que algunos de estos programas han permitido la recuperación de algunas especies emblemáticas como la Nutria ibérica y el Martín pescador.

Pero no pensemos que sólo en Europa se da esta situación, EEUU no se queda atrás. Un ejemplo de ello, el caso de los parques SeaWorld tan nombrados en los últimos meses debido al documental “BlackFish”. En este film se cuenta la historia de Tilikum, una orca macho (Orcinus orca) que vive en cautiverio desde hace más de 20 años en SeaWorld, Orlando y ha estado involucrado en la muerte de tres personas. De acuerdo a su directora, Gabriela Cowperthwaite, su finalidad del documental es despertar conciencia sobre las condiciones adversas que soportan los animales en cautiverio.
El documental presenta una cruda realidad de la que aunque tenía mis leves sospechas, no era consciente. Las prácticas abusivas que se realizan a estos animales cuanto menos rozan la ilegalidad y son completamente inmorales. Lo que confirma la suposición de partida, que pese a que un inicio este tipo de instalaciones (zoológicos y acuarios) se plantearan como una solución para la conservación de la biodiversidad, en la actualidad se trata de un negocio puro y duro donde prima más la obtención de beneficios que la protección de los animales. Es una empresa, y como toda empresa quiere beneficios que para lo cual necesita tener ejemplares resultones que atraigan al público o bien reducir sus costes, lo que conlleva en algunas ocasiones al inadecuado cuidado de los animales y además de cierta dejadez en mantenimiento de las instalaciones.

Lo que me lleva a la siguientes reflexiones; ¿Deberían los zoológicos centrarse en la conservación de las especies autóctonas en vez de apostar por especies exóticas y más vistosas? ¿Es lo mejor para un Elefante Africano un hábitat artificial con el clima de Madrid? ¿No será mejor trabajar en la conservación de las especies en su propio hábitat?
Desde hace varios años se están realizando proyectos de conservación de especies en sus propios hábitats con bastante éxito como es el caso del “Proyecto del Chimpacé en Senegal” que lleva acabo el Instituto Jane Goodall, el “Proyecto de recuperación del Águila imperial en España” realizado por la Fundación CBD-Hábitat, el “Proyecto de conservación del Aguará Gauzú» en Argentina realizado por la Fundación Temaikén y el “Proyecto para la recuperación y conservación del Elefante Africano” que realizan conjuntamente Save the Elephants y Wildlife Conservation Network, entre otros.

El reto planteado sobre la conservación de la fauna en su propio hábitat no es nada fácil y en algunas ocasiones puede parecer imposible, pero me parece más coherente que encerrar a un animal durante años en cautiverio. Porque seamos sinceros ¿A ti te gustaría estar en una jaula de 2 x 2 metros el resto de tus días con la excusa de que de eso depende tu subsistencia?
No se vosotros pero yo casi que prefiero arriesgarme a la extinción.
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